15 días para que todo se acabe, sí, sí, para que se acabe. Este maravilloso viaje llega a su destino en 15 días. Costó arrancar el coche, metimos primera, segunda, tercera,… se nos caló alguna que otra vez, quizás por falta de gasolina, quizás por no acelerar suficiente,…metimos cuarta, quinta…y ya no hay quien nos pare. Aquí estamos, mareaos de tanta curva en la carretera y de tanto bache, pero con la vista puesta en la meta que, por cierto, ya se ve de lejos al final de una recta muy larga y picando hacia abajo.
Bendito viaje el que nos pegamos todos los años aunque cada vez veamos la carretera más estrecha y el coche más ancho y más pesado (siendo los mismos caballos). Al final todo compensa, el destino es un hotelito muy cochambroso pero con unas vistas espectaculares y con unos inquilinos la mar de agradecidos.
Si hace dos semanas le rezábamos a San Blas para que nos protegiese la garganta hoy le pediremos a San Cristóbal que nos proteja en este viaje ¡¡¡¡¡que vamos sin frenooooooos!!!!
Pepe Vico.
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