A raíz de un comentario que hizo Micki en su programa
radiofónico de “Dos Turutas y Media”, me puse a reflexionar sobre un tema que ,
a buen seguro, está presente en cada uno de los chirigoteros activos
(entiéndase activos como aquellos que participan en el concurso local de chirigotas).
El comentario en cuestión venía a decir algo así como que en carnaval existen
piques entre las distintas chirigotas y que, además, estos piques son buenos y
muy necesarios para que esto funcione. No puedo estar más de acuerdo.
Yo que llevo ya unos pocos años metido hasta las trancas en
este mundillo, he de reconocer y lo digo porque me apetece decirlo, que he sido
y soy un picado con esta fiesta. Pero muy picado. De hecho, yo comparo la
chirigota con un reloj a pilas donde todo el engranaje funciona siempre y
cuando tenga pilas. Pues para mí las pilas es el pique.
El saber que el resto de grupos vienen apretando cada vez
más fuerte me incentiva para intentar no dormirme en los laureles, en la
parcela que a mi me toca, claro, como coautor y voz en mi chirigota. No me
puedo ni imaginar (es una manera de hablar porque esta situación ya la hemos
vivido) que encima del escenario no haya más grupos que el nuestro. Al final, se ensaya, se canta y se recibe el
favor del respetable pero…no es igual.
Hace falta alguien con quien medirse. Alguien que haya pasado por los
mismos esfuerzos, desvelos, sinsabores y sacrificios que uno mismo. Es en ese
momento, cuando el concurso se convierte en batalla (de coplas claro) y todos
queremos llevarnos la victoria como recompensa a tanto trabajo. Bien sabe quien
me conoce que la victoria a la que me refiero es aquella que se sabe ganada
antes de bajarse del escenario. Aquel regalo que sólo puede darte el pueblo al
ver y sentir sus reacciones . Todo lo demás es envoltorio, papel de celofán
precioso, pero sólo papel.
Ojo, que nadie me malinterprete, cuando hablo de piques
hablo de piques sanos, aquellos motivados por una chirigota que rivaliza con
otra por ser más graciosa, estar mejor interpretada o tener mejor disfraz.
Nunca piques personales. Gracias a Dios ya he pasado esa época, porque yo
también tuve esa época, en que estos temas se llevaban al terreno personal… Ahora el pique me transmite sólo sensaciones
positivas, fuentes de inspiración y regocijo de pensar que todavía estoy vivo
en carnaval. Y como dice el refrán: "el que se pica, ajos come", voy a callarme porque
ya no me soporto el aliento.
Pepe Vico.
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